Díaz de Vivar
La verdad es que Rodrigo domina el secreto de no aburrir. Es un sabio lector y un poeta extremadamente virtuoso, y además sabe hermanar ese virtuosismo con la simpatía y el carisma, dando como resultado un temperamento lírico único. Por otra parte, no menos esencial, conoce lo mal que le sientan al poema las premisas ideológicas. Todo esto queda evidenciado en 'Vieja escuela', su último libro de poemas. Quizá sea de mal gusto, pero hoy voy a presumir de él y de su firma.
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